Un informe de Azti aporta una nueva teoría sobre la acumulación de piedras en Ondarreta
En la 58ª Reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente, celebrada el 9 de abril de 2014, el representante de Aranzadi realizó una presentación en relación al tema de calidad de suelos, y sobre la presencia de piedras en dicha playa y la gestión por parte del ayuntamiento. Ante la pregunta de si estimaba que existía un riesgo real en relación a la calidad del suelo en Ondarreta, el representante de Aranzadi contestó que existe la posibilidad de una alteración o incluso una contaminación del suelo, ya que la playa albergó un campo de maniobras del ejército, y sugirió que se debería hacer una Declaración de la Calidad del Suelo.
La exconcejal de Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, anunció el 1 de octubre de 2014 que el Ayuntamiento encargará en otoño un estudio de los estratos de Ondarreta para conocer el volumen de piedras que hay bajo la arena. La empresa a la que se encargará el informe contaría con la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva.
La exconcejal de Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, anunció el 1 de octubre de 2014 que el Ayuntamiento encargará en otoño un estudio de los estratos de Ondarreta para conocer el volumen de piedras que hay bajo la arena. La empresa a la que se encargará el informe contaría con la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva.
En la 60ª Reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente, celebrada el 2 de octubre de 2014, el representante de Aranzadi, a raíz de la noticia aparecida en los periódicos sobre la contratación de un estudio de volumetría de los escombros en la playa de Ondarreta, solicitó que se contrate a una empresa independiente avalada por Ihobe y que en el mismo estudio se analice la calidad del suelo, para posteriormente remitir a Ihobe como órgano competente en este tema.
Asimismo, se aconsejo que se tomase en consideración únicamente los resultados avalados por dicha empresa subcontratada, porque se consideraba que contase con “la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva” era poner “al zorro al cuidado de las gallinas”.
Asimismo, se aconsejo que se tomase en consideración únicamente los resultados avalados por dicha empresa subcontratada, porque se consideraba que contase con “la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva” era poner “al zorro al cuidado de las gallinas”.
Figura 1. Orilla de la playa de Ondarreta el 25-06-2015 (17:45h).
Parece ser que la publicación de dicho estudio ya se ha realizado (Diario Vasco, 28-06-2015 pág. 18-19), y como se suponía Azti persiste en su lamentable interpretación desacertada de hace 10 años al considerar que las piedras molestas de Ondarreta tienen un origen natural y que corresponde con el sustrato rocoso natural depositado por la antigua regata Gorga, Añorga, Igara o Konporta.
Pero parece ser que una vez más, en el informe de Azti de 2015 (DV, 28-06-2015), la interpretación del problema se retrotrae al pasado (Gyssels & Uriarte, 2005) :
“Los análisis iniciados el pasado mes de marzo identificaron dos depósitos de material no consolidado. Por un lado, uno compuesto por arenas, gravas, piedras y cantos rodados de varios tamaños que corresponden al relleno del paleocauce del río. Y por otro, un depósito de material más fino. Recubriendo ambos depósitos se encuentra la arena de la playa, cuya profundidad no supera los dos metros en muchas zonas.”
En el estudio de Aranzadi de 2013, en su pág. 53-54, ya se detalla que la presencia del relleno sedimentario estuarino (limos o fangos) está confirmada, y la hipótesis de que las piedras de la playa pudieran haber sido arrastradas a través de la marisma por el Gorga (Konporta), y que sirve a su vez como medio poroso para el desagüe de escorrentía por la parte occidental de la playa queda descartada, porque las piedras presentes en la playa nunca atravesaron el estuario. Las excavaciones de las plantas de garaje de la zona de Ondarreta y Benta Berri confirman que bajo una capa superior de fango de un metro de espesor sólo existe arena sin piedras.
Al parecer, los datos de la empresa que ha realizado las campañas de sísmica de refracción confirman lo postulado por Aranzadi en 2013, que por encima del sustrato natural existe una capa de limos o fangos típica de la desembocadura de los estuarios, y se demuestra que la disposición sedimentaria es similar al del resto de los estuarios de la cornisa cantábrica (Leorri, Cearreta & Milne, 2012; Iriarte, com. pers.).
Esto quiere decir que la base de grava natural de la playa, que en el último siglo en ningún momento se ha observado en Ondarreta con la erosión natural de la arena, estaría cubierta de limos y arenas, típicos depósitos estuarinos del Cuaternario, consecuencia del aporte de sedimentos marinos y de la regata del Gorga. La presencia de piedras en las capas de arena de superficie (cascotes de origen antrópico casi en su totalidad), aunque tuviesen un origen natural, serían posteriores a la formación de la playa, por lo que no formarían parte del sustrato rocoso de la playa y su retirada no comprometería la estabilidad de la propia playa.
El depósito que menciona Azti compuesto por “arenas, gravas, piedras y cantos rodados” es lo que Aranzadi denomina “arena mezclada con escombros heterogéneos”.
La disposición de los estratos en Ondarreta, tal y como siempre a postulado Aranzadi, en líneas generales sería la siguiente:
- En superficie una capa de arena limpia de piedras.
- Por debajo de la primera arena mezclada con escombros heterogéneos (lo que Azti interpreta cantos rodados arrastrados por el río Añorga).
- Aquí finalizaría la presencia de los estratos alterados con los cascotes de origen antrópico (escombros).
- Luego vendría "un depósito de material más fino", limos o fangos típicos de la desembocadura de los estuarios, que pese a la dinámica de los sedimentos nunca se ha observado en Ondarreta al menos en el último siglo.
- Por debajo de este sedimento fino habría arena, gravas, piedras y cantos rodados, erosionados y arrastrados por la regata del Gorga y el mar Cantábrico (de origen completamente natural).
- Finalmente como base el lecho de roca, que se encontraría en algunos casos hasta a 15 m de profundidad por la acción erosiva del paleocauce de la regata del Gorga.
El proceso de colmatación de este rincón donde desaguaba el Gorga, riachuelo de poquísimo caudal, es el general en la bahías cerradas y estuarios abrigados. En estos lugares, el agua penetra con lentitud en la marea creciente y se retira, también despacio en la vaciante. El resultado que este alternado movimiento ocasiona es muy diferente del que produce en las playas abiertas a los vientos y las olas, en las que la arena es limpia y homogénea. La marea arrastra los lodos reunidos en los contornos y los deposita en el momento de la inacción de la pleamar y la bajamar. Las arenas fangosas quedan relegadas en las orillas, donde progresivamente se transforman en fango en el punto más elevado de la marea. Esta colmatación se manifiesta en todas las costas, donde las arenas de densidades diferentes son removidas por las mareas, introduciendo en espacios abrigados, materiales bastante ligeros para quedar en suspensión el tiempo necesario para la realización de un depósito. Es conocido que las areniscas eocenas de Igeldo contienen capas de arcillas incluidas entre sus estratos, siendo por tanto su disgregación tan notable generadora de lodos como de arenas.

Figura 2. Mapa de los contornos de la plaza de San Sebastián. Fecha 1760.
Fuente: Gómez Piñeiro, Javier et at. Documentos Cartográficos Históricos de Gipuzkoa, I: Cartoteca Histórica del Servicio Geográfico del Ejército. Diputación Foral de Gipuzkoa, Donostia: 1994, p. 191.
Sobre la formación del arenal de Ondarreta y su evolución puede interpretarse que apoyada en la punta rocosa de Loretopea, la sedimentación de las arenas fue formando una barra de origen marino sobre los fangos de sedimentación. Esta barra favoreció el depósito lodoso, que, detrás de ella debió acelerarse en consecuencia. El primer dato que existe, aunque se supone muy anterior, prueba que estaba ya emergida en 1569 puesto que para entonces ya existía el puente de Arbizketa, lo que indica que podía transitarse por el arenal por ella formado (Izaguirre, 1933).
Asimismo, aunque quizá el estudio de sísmica de refracción no lo haya detectado debido a su escaso caudal, la regata de Sanserreka (Gorgatxo), que desembocaba cerca de Loretopea (Figura 2), se desvió hacia la regata del Gorga en su tramo final en el siglo XVlll (1760-1788).
Precisamente este "depósito de material más fino", la capa de limo o fango característica de la desembocadura de los estuarios, sería la frontera que delimitaría las capas más superficiales de sedimentos alteradas por la actividad humana (arena y escombros de origen antrópico), de las capas más profundas compuestas por arenas, gravas, cantos rodados y bolos, generados por la acción erosiva del paleocauce de la regata del Gorga y el mar Cantábrico.
«En el momento de la realización de las campañas de sísmica de refracción, se observó que en algunas zonas este depósito de material (la arena) era prácticamente inexistente, dejando aflorar el material más grueso». Una explicación que permite entender no solo la composición de los distintos materiales del arenal, sino también a qué se debe su aparición y lo complicada que sería la retirada completa de los cantos rodados que tanto molestan a los bañistas. En tal caso, sería necesario excarvar hasta la profundidad máxima de quince metros de profundidad, lo que resulta prácticamente inviable.
Los informes se han realizado en base al estudio de un volumen total de 1.015.000 m3 de material no consolidado, del cual 872.000 m3 corresponden a material grueso (constituido por gravas, piedras y cantos rodados de diversos tamaños) y un volumen total de arena de 146.000 m3. Estos datos arrojan otro motivo por el cual resultaría complicada la retirada total del material grueso que supone un 86% del total, frente a un 14% de material más fino.
Aranzadi siempre ha mantenido que la rasa mareal o formación geológica denominada flysch de Ondarreta, con sus acantilados y rocas naturales asociadas, es un fenómeno geológico singular de la Bahía de La Concha a conservar (Lugar de Interés Geológico “LIG 89” y dotado de “Especial Protección Estricta” en el Plan Territorial Sectorial de Protección y Ordenación del Litoral Vasco) que suma un atractivo más a esta playa.
El volumen de escombros bajo la arena de Ondarreta es grande, no existe ninguna duda, pero tampoco existe discusión alguna sobre el origen antrópico de los mismos, y los escombros son basura pétrea que conviene retirar por motivos de salubridad ambiental, tal y como se hace con los plásticos y basura en general. Además, las ramas arrastradas por las riadas y las algas con un origen evidentemente natural también se retiran, para preservar el uso lúdico de esta playa.
La dinámica de la arena es un proceso natural perpetuo, pero antes de la construcción del campo de maniobras en los arenales de Ondarreta los cascotes no afloraban porque no estaban presentes, al ser entonces una playa natural limpia de escombros.
La Propuesta de Actuación de Aranzadi, respetuosa con el medio ambiente y ajustada a los recursos económicos actuales, propone la retirada paulatina y repetida en el tiempo, mecánica o manual, de todas las piedras molestas que afloren integrada en el propio servicio de mantenimiento de la playa (cascotes de origen antrópico), a diario tanto en invierno como en verano, cuando el nivel de la marea lo permita.
Los estratos en capas profundas (5-15 m), de evidente origen natural, no causan molestias porque en los últimos siglos nunca han aflorado y nadie ha propuesto retirarlos.
En el mercado existe maquinaria agrícola, las despedregadoras, aperos acoplables a los tractores del servicio de limpieza de playas que podrían facilitar dicha labor superficial de cribado. La tarea habría que prolongarla de manera intensiva durante un período inicial de 3-5 años, para asegurar la retirada de la mayor parte de los escombros que afloran. Una vez realizada esta limpia se debería reperfilar la playa por empuje de la arena mediante máquinas topadoras (bulldozers), asemejando un perfil natural suave y de carácter disipativo, con suave pendiente continua desde la cota +4 m cercana al paseo (cota +5 m) hasta el límite inferior de la orilla con marea equinoccial de 0.00 m.
"La situación irregular de los cantos rodados repartidos a lo largo y ancho de la playa"
Si, evidentemente la distribución de los cascotes en la playa de Ondarreta es irregular, en nada comparable a la disposición regular de los diferentes estratos en el resto de las playas del Cantábrico, porque no hay que olvidar que el arenal de Ondarreta albergó un campo de maniobras que nadie desmanteló, la acción erosiva del mar lo destrozó y en la actualidad los bañistas, turistas y ciudadanos de Donostia sufren sus consecuencias.
«Elaboraremos un plan alternativo en caso de que volvieran a aparecer, pero por el momento queda claro que hay que mantener esos dos metros de arena para evitar que el material grueso aflore»
Una y otra vez se repite la misma historia...
Los estudios enfocados a analizar exclusivamente la topografía y la batimetría, así como el movimiento o distribución de la arena con medidas de los niveles, parten con un planteamiento inicial incorrecto y con conclusiones preconcebidas, limitándose a una investigación teórica sin posibles aplicaciones prácticas, donde la supuesta falta de arena dejaría al descubierto un lecho de piedras considerado natural, “la base de gravas de la playa”, para lo que se proponen medidas provisionales como realizar aportes de arena para cubrir de manera temporal las piedras.
La presencia de un manto protector de arena disipa la energía de los temporales del Cantábrico. La retirada de arena de la zona alta de la playa para tapar las piedras de la orilla, rebajando la barrera de protección actual, podría comprometer la estabilidad del paseo de los jardines (cota +5 m), diseñado a cota de 7 m inferior al paseo de La Concha (cota +12 m), y afectar a las instalaciones fijas como paseo, cabinas, escaleras y rampas de acceso.
Para poder interpretar la dinámica natural de la masa de arena en la Bahía de La Concha se tendría que realizar un seguimiento a largo plazo, mejor que durante unos pocos años o incluso meses, y no realizar modificaciones antrópicas constantes del medio que falsean los resultados, con aportes o movimientos arbitrarios de arena, que además alteran de manera artificial el equilibrio dinámico natural de la playa. Pero incluso realizando un monitoreo correcto, se considera que las conclusiones reflejarían que la arena va y viene de manera impredecible, y cambia brutalmente la fisionomía de la playa, con ciclos indeterminados, al ritmo de las olas y los temporales.
Pero el problema no es la distribución de la arena, el problema son los escombros que antes o después siempre afloran, al ser elementos extraños que ocupan un lugar que no les corresponde en este enclave. En definitiva, la playa tiene un exceso de acumulación de escombros que por medios naturales es incapaz de asimilar.
"Así, confiesan en el documento que dicho estudio deberá servir para tomar decisiones en el futuro sobre posibles actuaciones en la playa, ya sea en cuestiones referidas a un «potencial trasvase» de arenas dentro de la bahía, como a una hipotética necesidad de recarga del arenal."
En contradicción a lo que Azti promulga sobre la "dinámica natural de la arena", al considerar que el traslado de arena de la zona alta a la orilla de la playa de Ondarreta quizá no sea suficiente para paliar las molestias de las piedras, ahora parece que proponen la realización de un nuevo estudio para detectar zonas con acumulación de arena para realizar un "potencial trasvase" de arenas dentro de la bahía o una hipotética necesidad de aportar al conjunto de la Bahía de La Concha arenas exóticas provenientes del exterior, algo similar a lo que se ha realizado en la playa artificial de la Zurriola desde el banco de arena situado frente a Jaizkibel.
Siempre hay que tener en cuenta que el tipo de oleaje y las corrientes generalmente son diferentes en primavera-verano comparado con otoño-invierno, lo que provoca que la erosión de la orilla de Ondarreta sea mucho mayor cuando el mar está en calma (con menos de 1 m de ola, aunque parezca mentira), por eso se produce en verano ese talud pronunciado o gran escalón en el límite superior de las mareas. Gran parte de esa arena es arrastrada hacia el sector occidental de la playa de la Concha y hacia el centro de la Bahía por las corrientes marinas. Eso es un efecto inevitable, por mucho que se viertan capas de arena en la orilla, antes o después, y generalmente en pocos días o semanas, la acción del mar retira esa capa de arena sobrante de la orilla y la playa adquiere el perfil que de manera natural le corresponde.
Los técnicos de Azti conocen que ese proceso se produce sobre todo a partir de la segunda quincena de mayo (aunque no es una regla matemática, depende siempre del estado de la mar) y dura prácticamente todo el verano, e intentan adelantarse a la dinámica natural de la arena antes de que afloren los escombros, pero fracasan todos los años desde que comenzaron con esta acción en 2012.
El intentar vaticinar de que manera se van a comportar el oleaje y las corrientes marinas desde ahora hasta finales de verano resulta precipitado, y como en predicciones de años anteriores condenado al fracaso, en todo caso habría que consultar a "las témporas", porque más importante que las marejadas que se hayan producido o no durante el invierno es conocer el estado de la mar para los próximos meses, lo que provocará que afloren más o menos escombros.
La conclusión principal que se extrae de la interpretación que hace Azti de los resultados de sísmica de refracción realizados por una empresa independiente, es que utilizando palabras rimbombantes como "paleocauce", y pretendiendo justificar su inexcusable equivocación al considerar "la base de grava de la playa" los cascotes o escombros con un origen antrópico evidente, pretende que los donostiarras nos creamos que la regata del Gorga con una superficie de cuenca de 16,84 km2, tuvo una fuerza de arrastre similar al "río Niágara", y que además fue capaz de depositar gran cantidad de material en la playa sin dejar una estela de arrastre a su paso por las zonas de marisma de Benta Berri y Ondarreta (Osinalde), por donde discurría el cauce principal hasta desembocar en el extremo occidental de Ondarreta. Por el contrario, el paleocauce del río Urumea, con una superficie de cuenca de 279,05 km2 (SOLA, 2013; www.ingeba.org), no ha sido capaz de realizar depósitos de piedras que afloren o afecten a las capas superficiales de las playas de La Zurriola o extremo oriental de La Concha.
En las medidas que recomienda la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se parte de la premisa de que los escombros son residuos pétreos que hay que retirar para recuperar el equilibrio y la dinámica natural de la playa.
Por su parte Azti Tecnalia plantea alterar artificialmente el equilibrio natural de la playa, realizando movimientos de arena anuales, para tapar los residuos y retrasar su afloramiento en superficie.
En definitiva, Aranzadi propone una medida eficaz y definitiva para solucionar el problema de las piedras molestas, ante la alternativa anual y transitoria de Azti que repetidamente ha demostrado ser ineficaz.
El ser humano es el único animal que tropieza repetidamente en la misma piedra...