Vuelven a aparecer piedras en la playa de Ondarreta
Fecha edición vídeo en Web: 17 de abril de 2015.
Buen verano para la Concha, malo para Ondarreta
Fecha edición impresa del artículo: 24 de abril de 2015 (pág. 14-15).
Fecha edición en Web del artículo: 1 de mayo de 2015.
Críticas constructivas a las conclusiones del estudio de Azti:
"El resultado es que en abril se han aparecido las molestas piedras en el arenal del Antiguo, algo que no se vio el año pasado hasta casi comenzado el verano."
Desde 2012 los movimientos de arena se realizaban todos los años en mayo, anticipándose en unos pocos días al comienzo de la temporada de verano. En 2015 los primeros movimientos de arena se han realizado a finales de enero, probablemente anticipándose al fracaso en la gestión que puede suponer su reaparición ante las próximas elecciones municipales.
Foto 1 y 2. Movimientos de arena a finales de enero (Diario Vasco, 28-01-2015).
Siempre hay que tener en cuenta que el tipo de oleaje y las corrientes generalmente son diferentes en primavera-verano comparado con otoño-invierno, lo que provoca que la erosión de la orilla de Ondarreta sea mucho mayor cuando el mar está en calma (aunque parezca mentira), por eso se produce en verano ese talud pronunciado o gran escalón en el límite superior de las mareas. Gran parte de esa arena es arrastrada hacia el sector occidental de la playa de la Concha y hacia el centro de la Bahía por las corrientes marinas. Eso es un efecto inevitable, por mucho que se viertan capas de arena en la orilla, antes o después, y generalmente en pocos días o semanas, la acción del mar retira esa capa de arena sobrante de la orilla y la playa adquiere el perfil que de manera natural le corresponde.
Los técnicos de Azti conocen que ese proceso se produce sobre todo a partir de la segunda quincena de mayo (aunque no es una regla matemática, depende siempre del estado de la mar) y dura prácticamente todo el verano, e intentan adelantarse a la dinámica natural de la arena antes de que afloren los escombros, pero fracasan todos los años desde que comenzaron con esta acción en 2012.
El intentar vaticinar de que manera se van a comportar el oleaje y las corrientes marinas desde ahora hasta finales de verano resulta precipitado, y como en predicciones de años anteriores condenado al fracaso, en todo caso habría que consultar a "las témporas", porque más importante que las marejadas que se hayan producido o no durante el invierno es conocer el estado de la mar para los próximos meses, lo que provocará que afloren más o menos escombros.
"Durante la primavera-verano ocurre el movimiento contrario: se registra un traslado continuo de arena desde la parte baja a la superior que genera una pendiente más acusada que en invierno."
"... y en verano las mareas al trasladar arena de la orilla a la parte superior las descubrirán a las primeras de cambio."
Si la fuerza de la mar en primavera-verano es menor que en otoño invierno, ¿alguien podría explicar como es posible que el mar capture arena en la orilla de Ondarreta y la traslade a la zona alta de la playa "cuando nadie le ve", y que además la deposite sorteando las carpas, toldos, sombrillas, juegos infantiles, bares, usuarios de la playa...?, ¿no será el viento?, un elemento fundamental en el transporte de la arena, y en la creación de dunas, que no se menciona en ninguno de los informes redactados por Azti...
"Ondarreta tiene un gran volumen de piedras bajo la arena con un origen que aún se discute. Por ello, a esta playa le sientan mejor los inviernos potentes que los suaves."
El volumen de escombros bajo la arena de Ondarreta es grande, no existe ninguna duda, pero tampoco existe discusión alguna sobre el origen antrópico de los mismos, y los escombros son basura pétrea que conviene retirar por motivos de salubridad ambiental, tal y como se hace con los plásticos y basura en general. Además, las ramas arrastradas por las riadas y las algas con un origen evidentemente natural también se retiran, para preservar el uso lúdico de esta playa.
La dinámica de la arena es un proceso natural perpetuo, pero antes de la construcción del campo de maniobras en los arenales de Ondarreta los cascotes no afloraban porque no estaban presentes, al ser entonces una playa natural limpia de escombros.
"Azti ultima en estas semanas un extenso estudio realizado en los últimos meses sobre las características, volumen de arena, piedras, y topografía del conjunto de la bahía (playas de La Concha y Ondarreta)."
"..., se ha hecho un estudio de la batimetría o forma que tiene el fondo marino, y también se ha caracterizado la arena (granulometría)."
Este estudio patrocinado por el Ayuntamiento de Donostia ya se realizó hace más de una década, en concreto su referencia bibliográfica es la siguiente:
URIARTE, A.; GALPARSORO, I.; GONZÁLEZ, M.; GYSSELS, P.; LIRIA, P.; CASTRO, R. & SANTIAGO, Z. 2004. Estudio de la evolución a corto, medio y largo plazo de la playa de Ondarreta (Donostia-San Sebastián) y diseño óptimo de conservación. Fundación Azti para Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián. Pasaia, 2004.
Al parecer Azti lo ha rescatado de los archivos municipales para completar su próximo informe, así como el siguiente informe sufragado por Costas:
CEDEX. 2012. Seguimiento de las playas de La Concha y de Ondarreta (San Sebastián) octubre 2010-2011. Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas. Informe Técnico para el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Secretaría de Estado de Medio Ambiente. Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar. Madrid, 2012.
"Estos trabajos se unen a los análisis que se realizan con las cámaras instaladas en el Monte Igeldo y que monitorizan los movimientos de arena a lo largo de todo el año y se complementan con las mediciones topografías que realiza el Ayuntamiento cada mes y que entrega a Azti para que lo incorpore a sus análisis."
Las mediciones topogtáficas no las realiza el Ayuntamiento, las realiza con periodicidad mensual el Servicio de Costas de Gipuzkoa desde 1986.
En los datos de las variaciones de los volúmenes de arena de las playas de Ondarreta y de La Concha desde 1986 hasta 2003, tomados por el Servicio de Costas de Gipuzkoa, se observó que los valores medidos oscilaban alrededor de un valor medio y que no había pérdidas o incrementos de arena apreciables. Las mediciones se realizan desde entonces con periodicidad mensual. En 2010-2012, el CEDEX ha realizado un seguimiento de la arena en las playas de La Concha y de Ondarreta encargado por el mismo Servicio.
"..., una de las conclusiones que anunciará este estudio es que se ha detectado un mayor volumen de piedras bajo la playa de Ondarreta del barajado en los estudios que se han elaborado en los últimos años por el Servicio de Costas o el Cedex (entre 5.600 y 6.750 m3)."
Esta conclusión corrobora lo afirmado por Aranzadi que las piedras no forman parte del sustrato rocoso natural de la playa, que evidentemente tendría su final en el núcleo del planeta tierra, y que determinar el volumen de piedras con un origen natural presentes bajo la playa de Ondarreta sería tarea imposible. Con esta afirmación implícitamente se reconoce que la estima volumétrica corresponde a los cascotes, escombros o piedras molestas presentes en Ondarreta.
El Servicio de Costas de Gipuzkoa realizó en noviembre de 2011 un informe en el que recomendaba la retirada de escombros del arenal donostiarra. Se llegó a esta conclusión tras realizar en agosto del mismo año 23 catas de 120 centímetros de profundidad. De estos trabajos se pudo derivar que en la playa hay un volumen aproximado de 6.750 m3 de cascotes de origen antrópico que se han de retirar.
Según el informe de Costas, la mayor cantidad de piedras no es de "origen natural", sino fruto de la incidencia del hombre durante siglos en esa zona: "Solo una mínima porción del material pedregoso, el de menor tamaño, se podría considerar como de origen natural como base de la desembocadura del arroyo de los Juncales -regata de Konporta- que en su día alcanzaba el mar atravesando el arenal. El resto del volumen de piedra presente en la playa de Ondarreta se estima que se trata de material aportado por el hombre a lo largo de la evolución del barrio de El Antiguo y por el mar debido a la rotura de acantilados cercanos".
Los muros de la antigua cárcel, el desvío del colector de la regata del Konporta, el ferrocarril que pasaba por la playa y la cantera de cal. Estas y otras actuaciones antrópicas provocaron la presencia de cascotes en Ondarreta. "Las piedras no son cantos rodados de origen natural en su mayoría, aunque la mayor parte de los escombros están redondeados debido al tiempo que llevan sometidos a la acción del oleaje, asunto que ha hecho dudar sobre su origen en previsiones anteriores", indica el informe y recomienda, tras la retirada de los obstáculos que secuestran la arena en la parte alta de la playa, sacar "fuera del sistema las piedras de origen antrópico".
Estos trabajos solo deben acometerse en el caso de que las piedras hayan vuelto a aparecer. "Si no es así, habrá que esperar hasta que esto ocurra", afirma el texto. El presupuesto para acometer estas actuaciones asciende a 159.400 euros.
A raiz de este informe, Azti comenzó a plantearse recomendar al Ayuntamiento la retirada de escombros de Ondarreta.
En definitiva, buenos veranos en el último cuatrienio para Azti:
Puntualizaciones técnicas a las referencias realizadas sobre el estudio de Sociedad de Ciencias Aranzadi (2013):
En primer lugar, agradecer al autor del artículo Aingeru Mungía por mencionar el estudio de Aranzadi y demostrar una vez más su gran profesionalidad.
El artículo menciona lo siguiente:
Un estudio de la Sociedad de Ciencias Aranzadi indicó en 2013 que el 95% son restos de construcciones de los últimos 140 años (cárcel, campo militar de maniobras, etc) y que, por tanto, pueden ser retirados sin afectar al sustrato rocoso natural de la playa.
El informe de Aranzadi indica lo siguiente:
Las conclusiones generales determinan que, tras el análisis de campo de los materiales, se estima que la casi totalidad de la masa de piedras molestas que afloran en el arenal de Ondarreta tienen un origen antrópico, y que en realidad se tratan de escombros generados por actividades humanas realizadas en el entorno sobre todo en los últimos 140 años. El resto, una ínfima fracción residual se podría corresponder con pequeñas piedras desprendidas y proyectadas de manera natural por la erosión del oleaje sobre los acantilados, las rocas sumergidas y la rasa intermareal.
Aproximadamente el 90-95% de los escombros son consecuencia de una actividad concreta; el campo de maniobras para la instrucción del ejército que se instaló en Ondarreta en 1872. La explanada también se utilizó como pista de atletismo, aeródromo, hipódromo, campo hípico y campo de fútbol. El 5-10% de las agresiones restantes es de origen diverso, como los intentos de construcción del dique semisumergido “El Pasillo” en la entrada oeste de la Bahía (1821), la cantera de Arbizketa o Arrobi que ocupaba toda la ladera bajo Torre Satrustegi (<1569-1887), la cantera de Arroka-Aundi en lo que hoy es la plaza del Funicular (1881), el colector de la regata Konporta “La Alcantarilla” (1915), paseo de los jardines y paseo del Tenis (1925)…, incluso una vía férrea estrecha (0,8 m) atravesaba el arenal para trasladar materiales primero hasta la fábrica de botellas de Brunet, para elevar un poco el nivel de la parcela (1876), y más tarde hasta la c/ Matia, y en épocas más recientes los cascotes sobrantes de la demolición de la plataforma ilegal de la cafetería de Ondarreta (1994), derrumbe de la rampa del Tenis (2009), y piedras sin cribar del aparcamiento de la plaza de Cervantes (2010).
El intentar determinar por medio de una estima porcentual la cantidad de escombros respecto a las piedras naturales presentes en Ondarreta resulta complicado, pero en todo caso las piedras molestas son independientes de la rasa mareal o flysch occidental y pueden catalogarse como "cascotes o escombros puros", con una estima cercana al 100%.
La presencia de piedras en las capas de arena de superficie, aunque tuviesen un origen natural, serían posteriores a la formación de la playa, por lo que no formarían parte del sustrato rocoso natural de la playa y su retirada no comprometería la estabilidad de la propia playa. La retirada de las piedras antrópicas enterradas de ningún modo podría conllevar el arrastre de la arena, con la consiguiente pérdida de material en dicha zona.