viernes, 3 de julio de 2015

Réplica a la interpretación de Azti sobre el estudio de estratos de la playa de Ondarreta

Un informe de Azti aporta una nueva teoría sobre la acumulación de piedras en Ondarreta

En la 58ª Reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente, celebrada el 9 de abril de 2014, el representante de Aranzadi realizó una presentación en relación al tema de calidad de suelos, y sobre la presencia de piedras en dicha playa y la gestión por parte del ayuntamiento. Ante la pregunta de si estimaba que existía un riesgo real en relación a la calidad del suelo en Ondarreta, el representante de Aranzadi contestó que existe la posibilidad de una alteración o incluso una contaminación del suelo, ya que la playa albergó un campo de maniobras del ejército, y sugirió que se debería hacer una Declaración de la Calidad del Suelo.

La exconcejal de Servicios Urbanos, Nora Galparsoro, anunció el 1 de octubre de 2014 que el Ayuntamiento encargará en otoño un estudio de los estratos de Ondarreta para conocer el volumen de piedras que hay bajo la arena. La empresa a la que se encargará el informe contaría con la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva.

En la 60ª Reunión del Consejo Asesor de Medio Ambiente, celebrada el 2 de octubre de 2014, el representante de Aranzadi, a raíz de la noticia aparecida en los periódicos sobre la contratación de un estudio de volumetría de los escombros en la playa de Ondarreta, solicitó que se contrate a una empresa independiente avalada por Ihobe y que en el mismo estudio se analice la calidad del suelo, para posteriormente remitir a Ihobe como órgano competente en este tema.

Asimismo, se aconsejo que se tomase en consideración únicamente los resultados avalados por dicha empresa subcontratada, porque se consideraba que contase con “la supervisión de técnicos de Azti, quienes analizarían los datos recogidos y recomendarían las medidas a tomar para su retirada efectiva” era poner “al zorro al cuidado de las gallinas”.



Figura 1. Orilla de la playa de Ondarreta el 25-06-2015 (17:45h).

Parece ser que la publicación de dicho estudio ya se ha realizado (Diario Vasco, 28-06-2015 pág. 18-19), y como se suponía Azti persiste en su lamentable interpretación desacertada de hace 10 años al considerar que las piedras molestas de Ondarreta tienen un origen natural y que corresponde con el sustrato rocoso natural depositado por la antigua regata Gorga, Añorga, Igara o Konporta.


Pero parece ser que una vez más, en el informe de Azti de 2015 (DV, 28-06-2015), la interpretación del problema se retrotrae al pasado (Gyssels & Uriarte, 2005) :

“Los análisis iniciados el pasado mes de marzo identificaron dos depósitos de material no consolidado. Por un lado, uno compuesto por arenas, gravas, piedras y cantos rodados de varios tamaños que corresponden al relleno del paleocauce del río. Y por otro, un depósito de material más fino. Recubriendo ambos depósitos se encuentra la arena de la playa, cuya profundidad no supera los dos metros en muchas zonas.”

En el estudio de Aranzadi de 2013, en su pág. 53-54, ya se detalla que la presencia del relleno sedimentario estuarino (limos o fangos) está confirmada, y la hipótesis de que las piedras de la playa pudieran haber sido arrastradas a través de la marisma por el Gorga (Konporta), y que sirve a su vez como medio poroso para el desagüe de escorrentía por la parte occidental de la playa queda descartada, porque las piedras presentes en la playa nunca atravesaron el estuario. Las excavaciones de las plantas de garaje de la zona de Ondarreta y Benta Berri confirman que bajo una capa superior de fango de un metro de espesor sólo existe arena sin piedras.

Al parecer, los datos de la empresa que ha realizado las campañas de sísmica de refracción confirman lo postulado por Aranzadi en 2013, que por encima del sustrato natural existe una capa de limos o fangos típica de la desembocadura de los estuarios, y se demuestra que la disposición sedimentaria es similar al del resto de los estuarios de la cornisa cantábrica (Leorri, Cearreta & Milne, 2012; Iriarte, com. pers.).

Esto quiere decir que la base de grava natural de la playa, que en el último siglo en ningún momento se ha observado en Ondarreta con la erosión natural de la arena, estaría cubierta de limos y arenas, típicos depósitos estuarinos del Cuaternario, consecuencia del aporte de sedimentos marinos y de la regata del Gorga. La presencia de piedras en las capas de arena de superficie (cascotes de origen antrópico casi en su totalidad), aunque tuviesen un origen natural, serían posteriores a la formación de la playa, por lo que no formarían parte del sustrato rocoso de la playa y su retirada no comprometería la estabilidad de la propia playa.

El depósito que menciona Azti compuesto por “arenas, gravas, piedras y cantos rodados” es lo que Aranzadi denomina “arena mezclada con escombros heterogéneos”.

La disposición de los estratos en Ondarreta, tal y como siempre a postulado Aranzadi, en líneas generales sería la siguiente:

- En superficie una capa de arena limpia de piedras.

- Por debajo de la primera arena mezclada con escombros heterogéneos (lo que Azti interpreta cantos rodados arrastrados por el río Añorga).

- Aquí finalizaría la presencia de los estratos alterados con los cascotes de origen antrópico (escombros). 

- Luego vendría "un depósito de material más fino", limos o fangos típicos de la desembocadura de los estuarios, que pese a la dinámica de los sedimentos nunca se ha observado en Ondarreta al menos en el último siglo.

- Por debajo de este sedimento fino habría arena, gravas, piedras y cantos rodados, erosionados y arrastrados por la regata del Gorga y el mar Cantábrico (de origen completamente natural).

- Finalmente como base el lecho de roca, que se encontraría en algunos casos hasta a 15 m de profundidad por la acción erosiva del paleocauce de la regata del Gorga.

El proceso de colmatación de este rincón donde desaguaba el Gorga, riachuelo de poquísimo caudal, es el general en la bahías cerradas y estuarios abrigados. En estos lugares, el agua penetra con lentitud en la marea creciente y se retira, también despacio en la vaciante. El resultado que este alternado movimiento ocasiona es muy diferente del que produce en las playas abiertas a los vientos y las olas, en las que la arena es limpia y homogénea. La marea arrastra los lodos reunidos en los contornos y los deposita en el momento de la inacción de la pleamar y la bajamar. Las arenas fangosas quedan relegadas en las orillas, donde progresivamente se transforman en fango en el punto más elevado de la marea. Esta colmatación se manifiesta en todas las costas, donde las arenas de densidades diferentes son removidas por las mareas, introduciendo en espacios abrigados, materiales bastante ligeros para quedar en suspensión el tiempo necesario para la realización de un depósito. Es conocido que las areniscas eocenas de Igeldo contienen capas de arcillas incluidas entre sus estratos, siendo por tanto su disgregación tan notable generadora de lodos como de arenas.

Figura 2. Mapa de los contornos de la plaza de San Sebastián. Fecha 1760.
Fuente: Gómez Piñeiro, Javier et at. Documentos Cartográficos Históricos de Gipuzkoa, I: Cartoteca Histórica del Servicio Geográfico del Ejército. Diputación Foral de Gipuzkoa, Donostia: 1994, p. 191.

Sobre la formación del arenal de Ondarreta y su evolución puede interpretarse que apoyada en la punta rocosa de Loretopea, la sedimentación de las arenas fue formando una barra de origen marino sobre los fangos de sedimentación. Esta barra favoreció el depósito lodoso, que, detrás de ella debió acelerarse en consecuencia. El primer dato que existe, aunque se supone muy anterior, prueba que estaba ya emergida en 1569 puesto que para entonces ya existía el puente de Arbizketa, lo que indica que podía transitarse por el arenal por ella formado (Izaguirre, 1933).

Asimismo, aunque quizá el estudio de sísmica de refracción no lo haya detectado debido a su escaso caudal, la regata de Sanserreka (Gorgatxo), que desembocaba cerca de Loretopea (Figura 2), se desvió hacia la regata del Gorga en su tramo final en el siglo XVlll (1760-1788).

Precisamente este "depósito de material más fino", la capa de limo o fango característica de la desembocadura de los estuarios, sería la frontera que delimitaría las capas más superficiales de sedimentos alteradas por la actividad humana (arena y escombros de origen antrópico), de las capas más profundas compuestas por arenas, gravas, cantos rodados y bolos, generados por la acción erosiva del paleocauce de la regata del Gorga y el mar Cantábrico.

«En el momento de la realización de las campañas de sísmica de refracción, se observó que en algunas zonas este depósito de material (la arena) era prácticamente inexistente, dejando aflorar el material más grueso». Una explicación que permite entender no solo la composición de los distintos materiales del arenal, sino también a qué se debe su aparición y lo complicada que sería la retirada completa de los cantos rodados que tanto molestan a los bañistas. En tal caso, sería necesario excarvar hasta la profundidad máxima de quince metros de profundidad, lo que resulta prácticamente inviable.

Los informes se han realizado en base al estudio de un volumen total de 1.015.000 m3 de material no consolidado, del cual 872.000 m3 corresponden a material grueso (constituido por gravas, piedras y cantos rodados de diversos tamaños) y un volumen total de arena de 146.000 m3. Estos datos arrojan otro motivo por el cual resultaría complicada la retirada total del material grueso que supone un 86% del total, frente a un 14% de material más fino.

Aranzadi siempre ha mantenido que la rasa mareal o formación geológica denominada flysch de Ondarreta, con sus acantilados y rocas naturales asociadas, es un fenómeno geológico singular de la Bahía de La Concha a conservar (Lugar de Interés Geológico “LIG 89” y dotado de “Especial Protección Estricta” en el Plan Territorial Sectorial de Protección y Ordenación del Litoral Vasco) que suma un atractivo más a esta playa.

El volumen de escombros bajo la arena de Ondarreta es grande, no existe ninguna duda, pero tampoco existe discusión alguna sobre el origen antrópico de los mismos, y los escombros son basura pétrea que conviene retirar por motivos de salubridad ambiental, tal y como se hace con los plásticos y basura en general. Además, las ramas arrastradas por las riadas y las algas con un origen evidentemente natural también se retiran, para preservar el uso lúdico de esta playa.

La dinámica de la arena es un proceso natural perpetuo, pero antes de la construcción del campo de maniobras en los arenales de Ondarreta los cascotes no afloraban porque no estaban presentes, al ser entonces una playa natural limpia de escombros.

La Propuesta de Actuación de Aranzadi, respetuosa con el medio ambiente y ajustada a los recursos económicos actuales, propone la retirada paulatina y repetida en el tiempo, mecánica o manual, de todas las piedras molestas que afloren integrada en el propio servicio de mantenimiento de la playa (cascotes de origen antrópico), a diario tanto en invierno como en verano, cuando el nivel de la marea lo permita.

Los estratos en capas profundas (5-15 m), de evidente origen natural, no causan molestias porque en los últimos siglos nunca han aflorado y nadie ha propuesto retirarlos.

En el mercado existe maquinaria agrícola, las despedregadoras, aperos acoplables a los tractores del servicio de limpieza de playas que podrían facilitar dicha labor superficial de cribado. La tarea habría que prolongarla de manera intensiva durante un período inicial de 3-5 años, para asegurar la retirada de la mayor parte de los escombros que afloran. Una vez realizada esta limpia se debería reperfilar la playa por empuje de la arena mediante máquinas topadoras (bulldozers), asemejando un perfil natural suave y de carácter disipativo, con suave pendiente continua desde la cota +4 m cercana al paseo (cota +5 m) hasta el límite inferior de la orilla con marea equinoccial de 0.00 m.

"La situación irregular de los cantos rodados repartidos a lo largo y ancho de la playa"

Si, evidentemente la distribución de los cascotes en la playa de Ondarreta es irregular, en nada comparable a la disposición regular de los diferentes estratos en el resto de las playas del Cantábrico, porque no hay que olvidar que el arenal de Ondarreta albergó un campo de maniobras que nadie desmanteló, la acción erosiva del mar lo destrozó y en la actualidad los bañistas, turistas y ciudadanos de Donostia sufren sus consecuencias.



«Elaboraremos un plan alternativo en caso de que volvieran a aparecer, pero por el momento queda claro que hay que mantener esos dos metros de arena para evitar que el material grueso aflore»

Una y otra vez se repite la misma historia...



Los estudios enfocados a analizar exclusivamente la topografía y la batimetría, así como el movimiento o distribución de la arena con medidas de los niveles, parten con un planteamiento inicial incorrecto y con conclusiones preconcebidas, limitándose a una investigación teórica sin posibles aplicaciones prácticas, donde la supuesta falta de arena dejaría al descubierto un lecho de piedras considerado natural, “la base de gravas de la playa”, para lo que se proponen medidas provisionales como realizar aportes de arena para cubrir de manera temporal las piedras.

La presencia de un manto protector de arena disipa la energía de los temporales del Cantábrico. La retirada de arena de la zona alta de la playa para tapar las piedras de la orilla, rebajando la barrera de protección actual, podría comprometer la estabilidad del paseo de los jardines (cota +5 m), diseñado a cota de 7 m inferior al paseo de La Concha (cota +12 m), y afectar a las instalaciones fijas como paseo, cabinas, escaleras y rampas de acceso.

Para poder interpretar la dinámica natural de la masa de arena en la Bahía de La Concha se tendría que realizar un seguimiento a largo plazo, mejor que durante unos pocos años o incluso meses, y no realizar modificaciones antrópicas constantes del medio que falsean los resultados, con aportes o movimientos arbitrarios de arena, que además alteran de manera artificial el equilibrio dinámico natural de la playa. Pero incluso realizando un monitoreo correcto, se considera que las conclusiones reflejarían que la arena va y viene de manera impredecible, y cambia brutalmente la fisionomía de la playa, con ciclos indeterminados, al ritmo de las olas y los temporales.

Pero el problema no es la distribución de la arena, el problema son los escombros que antes o después siempre afloran, al ser elementos extraños que ocupan un lugar que no les corresponde en este enclave. En definitiva, la playa tiene un exceso de acumulación de escombros que por medios naturales es incapaz de asimilar.


"Así, confiesan en el documento que dicho estudio deberá servir para tomar decisiones en el futuro sobre posibles actuaciones en la playa, ya sea en cuestiones referidas a un «potencial trasvase» de arenas dentro de la bahía, como a una hipotética necesidad de recarga del arenal."

En contradicción a lo que Azti promulga sobre la "dinámica natural de la arena", al considerar que el traslado de arena de la zona alta a la orilla de la playa de Ondarreta quizá no sea suficiente para paliar las molestias de las piedras, ahora parece que proponen la realización de un nuevo estudio para detectar zonas con acumulación de arena para realizar un "potencial trasvase" de arenas dentro de la bahía o una hipotética necesidad de aportar al conjunto de la Bahía de La Concha arenas exóticas provenientes del exterior, algo similar a lo que se ha realizado en la playa artificial de la Zurriola desde el banco de arena situado frente a Jaizkibel.

Siempre hay que tener en cuenta que el tipo de oleaje y las corrientes generalmente son diferentes en primavera-verano comparado con otoño-invierno, lo que provoca que la erosión de la orilla de Ondarreta sea mucho mayor cuando el mar está en calma (con menos de 1 m de ola, aunque parezca mentira), por eso se produce en verano ese talud pronunciado o gran escalón en el límite superior de las mareas. Gran parte de esa arena es arrastrada hacia el sector occidental de la playa de la Concha y hacia el centro de la Bahía por las corrientes marinas. Eso es un efecto inevitable, por mucho que se viertan capas de arena en la orilla, antes o después, y generalmente en pocos días o semanas, la acción del mar retira esa capa de arena sobrante de la orilla y la playa adquiere el perfil que de manera natural le corresponde.

Los técnicos de Azti conocen que ese proceso se produce sobre todo a partir de la segunda quincena de mayo (aunque no es una regla matemática, depende siempre del estado de la mar) y dura prácticamente todo el verano, e intentan adelantarse a la dinámica natural de la arena antes de que afloren los escombros, pero fracasan todos los años desde que comenzaron con esta acción en 2012.

El intentar vaticinar de que manera se van a comportar el oleaje y las corrientes marinas desde ahora hasta finales de verano resulta precipitado, y como en predicciones de años anteriores condenado al fracaso, en todo caso habría que consultar a "las témporas", porque más importante que las marejadas que se hayan producido o no durante el invierno es conocer el estado de la mar para los próximos meses, lo que provocará que afloren más o menos escombros.

La conclusión principal que se extrae de la interpretación que hace Azti de los resultados de sísmica de refracción realizados por una empresa independiente, es que utilizando palabras rimbombantes como "paleocauce", y pretendiendo justificar su inexcusable equivocación al considerar "la base de grava de la playa" los cascotes o escombros con un origen antrópico evidente, pretende que los donostiarras nos creamos que la regata del Gorga con una superficie de cuenca de 16,84 km2, tuvo una fuerza de arrastre similar al "río Niágara", y que además fue capaz de depositar gran cantidad de material en la playa sin dejar una estela de arrastre a su paso por las zonas de marisma de Benta Berri y Ondarreta (Osinalde), por donde discurría el cauce principal hasta desembocar en el extremo occidental de Ondarreta. Por el contrario, el paleocauce del río Urumea, con una superficie de cuenca de 279,05 km2 (SOLA, 2013; www.ingeba.org), no ha sido capaz de realizar depósitos de piedras que afloren o afecten a las capas superficiales de las playas de La Zurriola o extremo oriental de La Concha.

En las medidas que recomienda la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se parte de la premisa de que los escombros son residuos pétreos que hay que retirar para recuperar el equilibrio y la dinámica natural de la playa.

Por su parte Azti Tecnalia plantea alterar artificialmente el equilibrio natural de la playa, realizando movimientos de arena anuales, para tapar los residuos y retrasar su afloramiento en superficie.

En definitiva, Aranzadi propone una medida eficaz y definitiva para solucionar el problema de las piedras molestas, ante la alternativa anual y transitoria de Azti que repetidamente ha demostrado ser ineficaz.

miércoles, 24 de junio de 2015

La dinámica de la arena en Ondarreta y La Concha


El régimen de la Bahía de La Concha siempre ha sido un enigma, siendo imprescindible y urgente aclararlo, no sólo desde el punto de vista científico, sino del eminentemente práctico, en una materia tan interesante para San Sebastián como es la de la conservación de las playas de su bahía. Desde hace 125 años, con escaso acierto, se han realizado estudios y lanzado propuestas para controlar de manera permanente la dinámica de la arena de las playas.

En los ecosistemas de la naturaleza, siempre que no se produzca una alteración externa (antrópica o natural), se tiende a una situación de equilibrio, pero ese equilibrio no es estático, es un equilibrio dinámico.

Una playa es una acumulación al borde del mar de materiales de un calibre que puede ir desde arenas finas hasta gruesos guijarros (las denominadas playas de piedras).

El oleaje es el factor clave en la formación de las playas, y las mareas son la fuente de acumulación de sedimentos, es decir, se limitan a redistribuir, dispersar o concentrar la arena que ha llegado hasta la orilla del mar.

Generalmente, una playa comprende una parte constante sumergida, en suave pendiente, que se denomina superficie inframarealanteplaya o playa sumergida. Se trata de la prolongación sumergida de la playa propiamente dicha, su límite inferior. En la playa submarina es donde se desarrollan las praderas de algas, que constituyen excelentes fijaciones de los sedimentos y evitan cualquier erosión de los fondos. Son además el lugar donde se refugian numerosos animales marinos, especialmente en estado larvario y juvenil.

Después de la playa submarina aparece una zona arenosa que sólo se descubre durante la marea baja. Es la playa propiamente dicha, superficie intramareal o la playa anterior. Sus dimensiones dependen, evidentemente, de la amplitud de la marea (cuanto más baje, más margen arenoso queda al descubierto), y de la pendiente de la playa; pero sobre todo de la geología del lugar. Generalmente esta zona suele presentar una suave pendiente.

Finalmente aparece la playa alta o superficie supramareal, formada por arena seca, que se extiende al pie de las dunas litorales cuando éstas existen. Esta parte arenosa está continuamente emergida (salvo durante las grandes mareas vivas o cuando hay grandes temporales y la mar aparece muy agitada). Se caracteriza por carecer de vegetación.

Sobre la playa alta se reparten los escalones paralelos a la línea de ribera. Son el testimonio de las sucesivas ampliaciones en extensión de la playa y desaparecen progresivamente en períodos de erosión. Aparecen teóricamente recubiertos de ondulaciones más o menos simétricas, debidos, en este caso, a la acción del viento, en lugar de a la acción de las olas (como ocurre en la playa submarina), aunque en la playas frecuentadas por bañistas estas estructuras están completamente destruídas y alisadas durante el verano.

El trabajo principal de la marea es en general de acarreo y de depósito de todo lo que trae en suspensión. Las dos corrientes de la marea que penetran por las dos aberturas que bordean la isla, son las que conservando el fondo de la Bahía causan el arrastre de las arenas en la playa. Por esta razón se ve a veces una cantidad de arena recorrer la playa en uno u otro sentido, según que la corriente que penetre por uno u otro lado tenga mayor o menor intensidad.

Figura 1. Perfil de la playa de Ondarreta el 02-10-2014.

La orientación en la entrada del oleaje y de las corrientes marinas en la Bahía de La Concha determinan las zonas de erosión y deposito de la arena (Figura 1). Este es un factor muy variable, sujeto a la climatología y a la meteorología de cada estación del año. El intentar predecir el comportamiento del oleaje, las corrientes y el viento, para los próximos días, semanas, meses o años resulta muy complicado, así como calcular que otros factores sinérgicos y ambientales determinan la dinámica de la arena.

La marea y el oleaje interactúan entre ellos de una forma compleja, y principalmente su interacción se puede resumir en que el oleaje pone en suspensión el material, y las corrientes que produce cuando rompe en las cercanías de la costa son las mayores responsables del transporte de sedimentos en las playas. Las variaciones de los niveles del mar impuestas por la marea modifican la propagación del oleaje y, por lo tanto, en cada momento cambia la magnitud y la dirección del transporte debido al oleaje. Los perfiles de playas con marea significativas son muy distintos de los perfiles de playas sin marea. Las corrientes de marea interactúan con la propagación del oleaje representando una fricción añadida para el oleaje durante la fase de vaciante.

El aporte de materiales es un resultado de las derivas que se deben al carácter oblicuo de las olas con respecto a la costa en su conjunto. A ello deben añadirse las derivas resultantes de una difracción y las que crean corrientes de marea no reversibles o estrictamente opuestas.

Las condiciones del depósito se hallan muy influenciadas por la topografía inmergida próxima a las costas, es decir, por la presencia de obstáculos como los bajíos (bancos o masas de arena o roca conformados por depósitos) o escollos (rocas poco visibles en la superficie del agua). Entonces intervienen, para frenar la capacidad de transporte y forzar el depósito, los fenómenos de refracción, de difracción o de reflexión de los oleajes.

Ante los entrantes, la refracción origina la divergencia de las ondas y su debilitamiento. El chapoteo debido a la reflexión produce el mismo efecto, del mismo modo que la amortiguación de las olas que rodean la punta de un cabo, de una isla o de una escollera. El levantamiento del fondo, en cualquier caso, al disminuir la velocidad de propagación de las olas, contribuye a la formación de depósitos que pueden verse también favorecidos por los campos de algas. También juega un papel importante, la saturación de la corriente de transporte. Así, en las calas y ensenadas se construyen, por abajo, en zonas no previamente descubiertas, superficies de acumulación. Posteriormente las olas rompientes y el viento colaboran a la construcción de la parte superior de la playa.

Las corrientes y el oleaje, que determinan la erosión y la sedimentación de la arena en la bahía de La Concha, están sujetas a los caprichos de la meteorología y a la conjunción de múltiples factores. Las direcciones de procedencias del oleaje pueden ser cíclicas o ser un proceso estocástico y las dominancias pueden variar, lo que define las zonas de erosión o sedimentación de la arena en la bahía, aunque las más frecuentes están comprendidas entre las direcciones W y NW.

El flujo de los sedimentos a lo largo de la costa debe responder a las corrientes y oleajes dominantes en la cornisa cantábrica, que en general responde a dos patrones o modelos distintos:

En primer lugar en los meses invernales, frente a la cornisa cantábrica discurre una corriente W a E que se toma S a N al llegar a la costa francesa. Esta corriente homogénea alcanza su máxima intensidad en noviembre y febrero (en función de los vientos dominantes) con velocidades de un nudo (para distancias superiores a los 100 km.)

El segundo modelo de circulación se produce desde mediados de julio hasta finales de octubre con corrientes de tipo oscilatorio, siempre paralelas a la costa y con un desplazamiento hacia el W en julio y agosto como consecuencia de los vientos dominantes.

En todo caso el cómputo global de corrientes nos da una dominancia de la dirección en las corrientes W-E.

Por otro lado, los vientos dominantes se producen en la dirección que "bloquea" el Levante propuesto. 

El viento de componente norte es el más frecuente. Es posible que abajo en la ciudad y debido a la orientación de la bahía el viento NW, 17,6% de frecuencia en Igeldo, iguale o supere al N. El viento NW es bastante superior en fuerza al N, 20,4 km/h de velocidad media frente a 11,4 km/h. La alta proporción de vientos flojos de componente norte es debida a la brisa diurna que adopta esa dirección. Se observa que de la noche al día el W rola al NW aumentando también la frecuencia de éste. La dirección NE, la de más baja frecuencia nocturna, 2,8% , aumenta también por la brisa a un respetable 7,8% de frecuencia diurna. La brisa diurna es manifiesta también en la disminución de las situaciones de calmas: 10,9% a las 01 GMT y tan sólo 3,3% a las 13 GMT. Esta diferencia muestra por otra parte que la llamada brisa de tierra o brisa nocturna es mucho menos manifiesta. La brisa diurna tiene pues una importancia considerable, su componente principal es norte y su velocidad preponderante de fuerza 2.

Aunque el viento N sea globalmente más frecuente que el S, éste es más veloz. 22,1 km/h frente a 11,4 km/h. El viento S es muy fuerte, superior a 50 km/h, alcanza una frecuencia del 2,0% frente al 0,8% del viento NW y el 0.3% del viento N. Además, de noche, el viento más frecuente es el S, 22,1 % de frecuencia.

Los vientos menos frecuentes son los de dirección E, tan sólo 4,4% de noche y 2,0% de día, y su velocidad media es también la menor, 7,2 km/h.

En la época invernal se observa que el oleaje más frecuente se encuentra comprendido entre 1,5 y 2 metros de altura de ola, con período próximo a los 14 segundos. En primavera y otoño, el oleaje más frecuente es de 1,5 metros de altura y 12 segundos de período. Mientras que, en verano, la altura y periodo del oleaje más probable se reduce a 1 metro y 10 segundos, respectivamente (www.puertos.es).

En la playa de Ondarreta la distribución de altura de ola varía mucho con la marea, así en marea baja la altura disminuye paulatinamente hacia el Oeste hasta ser prácticamente nula en la zona del “Muro del Tenis”, mientras que en marea alta las alturas de ola son similares en ambos extremos con alturas inferiores en la zona central.

La influencia del oleaje en la configuración de las playas es evidente. Cuando se producen tempestades o soplan vientos fuertes del mar (Figura 2), -generalmente durante el invierno-, las aguas marinas más agitadas son capaces de desplegar mayor energía y pueden poner en movimiento una parte de los materiales de una playa, originando su "adelgazamiento". Su perfil desciende a veces hasta arrancar el sustrato, que en unas zonas puede ser rocoso y en otras fangoso. Por el contrario, un período de tiempo tranquilo y de viento de la tierra, permite un "engrosamiento" y la elevación del perfil de conjunto.

Por este motivo la mayoría de las playas del País Vasco, durante el invierno sufren una considerable pérdida de arena, que es recuperada al llegar la primavera. La misma mar que se la lleva, la devuelve posteriormente restableciendo en nivel de arena en pocos meses.

Pero los oleajes intervienen de forma más importante y con mayor frecuencia para justificar la orientación de las playas. Es muy importante observar que las playas tienden a orientarse perpendicularmente al oleaje dominante. Es posible, en cualquier caso, observar que esta formulación es ligeramente ambigua. En efecto, no siempre es fácil definir y "orientar" el oleaje dominante en función de las discordancias entre efectos de los oleajes lejanos y circulación atmosférica local, y los fenómenos de refracción, etc.

Figura 2. Ondarreta durante el temporal de febrero de 2014 (02-02-2014).

Cuando el oleaje alcanza la costa forma distintos tipos de olas que dependen de la pendiente de la ola y de las condiciones de inclinación del fondo cerca de la playa. Si la inclinación es relativamente suave, de menos de tres grados, la ola romperá y formará una rompiente en derrame, es decir, una ola muy pendiente que empieza a romper en la cresta y sigue rompiendo mientras se dirige a la playa. Este tipo de rompientes son las más comunes y además, proporcionan buenas olas para hacer surf.


Figura 3. Rompiente en derrame en la playa de La Concha (27-05-2015).



Vídeo 1. Rompiente en derrame en la playa de La Concha (27-05-2015).

Otra manera que tienen las olas de romper en la playa es la denominada "rompiente sumergida". Se produce cuando la inclinación del suelo de la playa oscila entre 3 y 11 grados y la cresta de la ola se riza formando un tubo de agua. Al romper ésta, este tubo se precipita hacia el fondo por debajo de ella removiendo los sedimentos. Estas olas son las más peligrosas y las que causan más daños porque su energía se concentra donde rompe.

La playa de La Concha tiene unas orillas tendidas en verano, con una inclinación relativamente suave, de menos de tres grados, por lo que se formará la denominada "rompiente en derrame". Desde donde revienta la ola hasta el punto máximo que alcanza en la playa (donde muere finalmente la ola) se produce una franja que supera los 40 m de anchura (Figura 3 y Vídeo 1). En inviernos suaves esta rompiente se mantendrá en el sector oriental de la playa, mientras que en el sector occidental el oleaje invernal impacta contra el muro de contención de la ladera bajo Miraconcha (entre La Perla y Loretopea), lo que provoca turbulencias que levantan la arena y corrientes reflejantes que arrastran la arena hacia el interior de la Bahía, produciéndose de este modo una erosión invernal del tramo occidental de la playa (Figuras 4 y 5). En inviernos con oleajes energéticos, este proceso erosivo alcanza también de manera similar el sector oriental (zona de voladizos) erosionando la playa en su conjunto, originando su adelgazamiento y restando playa seca en pleamares.

Figura 4. En febrero de 2014 la cota de arena de la playa de La Concha descendió unos 3 m (16-02-2015).



Figura 5. Quedaron al descubierto los cimientos del muro de costa del sector occidental (16-02-2015).

Por el contrario, la playa de Ondarreta tiene unas orillas con talud pronunciado en verano, con una inclinación del suelo que oscila entre 3 y 11 grados, por lo que se formará la denominada "rompiente sumergida". Desde donde revienta la ola hasta el punto máximo que alcanza en la playa (donde muere finalmente la ola) se produce una franja que apenas supera los 12-15 m de anchura (Figura 6 y Vídeo 2). La cresta de la ola se riza formando un tubo de agua. Al romper ésta, este tubo se precipita hacia el fondo por debajo de ella removiendo los sedimentos. Este proceso se acentúa en pleamar, con olas inferiores a 1 m de altura, tanto con mareas vivas como poco activas. Las marejadas estivales acercan de nuevo la arena desde el interior de la Bahía hasta la orilla de Ondarreta, engrosando significativamente su perfil. En invierno, el oleaje es capaz de desplegar mayor energía y puede poner en movimiento los materiales de la zona alta de la playa que son arrastrados hacia la orilla, originando el adelgazamiento de la zona alta, lo que genera un talud más tendido y una inclinación del suelo inferior del conjunto de la playa.

Figura 6. Rompiente sumergida en la playa de Ondarreta (27-05-2015).


Vídeo 2. Rompiente sumergida en la playa de Ondarreta (27-05-2015).

De este modo, en invierno el perfil de playa de Ondarreta tiende a ser suave y de carácter disipativo, mientras que en verano la pendiente tiende a aumentar confiriendo a la playa un carácter reflejante.

Asimismo, desde hace décadas los pescadores y mariscadores del barrio del Antiguo conocen que la fase lunar tiene gran importancia en la dinámica de la arena (Goenaga, com. pers.). En verano, con mareas vivas y marejada la arena se desplaza del centro de la Bahía hacia la orilla de Ondarreta (tapando los cascotes), mientras que con mareas muertas y marejada la orilla de Ondarreta se erosiona (aflorando los cascotes), y la arena se desplaza hacia el interior de la Bahía y hacia el extremo occidental de La Concha. La explicación es sencilla, con mareas vivas y marejada en verano, en marea alta la fuerza del mar tiene la suficiente energía como para alcanzar la zona alta de la playa más cercana a la orilla (la franja de arena seca entre la primera línea de parasoles y la arena húmeda), disipando su energía de impacto y arrastrando en la bajada de la ola la arena, del borde de la zona alta hacia la orilla. Con la entrada de la ola también se arrastra arena desde el centro de la Bahía hacia la orilla. Por el contrario, con mareas muertas y marejada en verano, en marea alta la fuerza del mar rebota con toda su energía en la ladera o talud pronunciado (carácter reflejante), formando la denominada "rompiente sumergida" y erosionando la orilla. Por eso que se produce en verano ese talud pronunciado en el límite superior de las mareas en Ondarreta. Este es un proceso de dinámica natural de la arena, que también afecta al extremo más occidental de la zona de la orilla de la rasa mareal o flysch de Ondarreta, tapando o destapando con arena parte de la zona de rocas cercana al muro del Tenis.

Los estudios enfocados a analizar exclusivamente la topografía y la batimetría, así como el movimiento o distribución de la arena con medidas de los niveles, parten con un planteamiento inicial incorrecto y con conclusiones preconcebidas, limitándose a una investigación teórica sin posibles aplicaciones prácticas, donde la supuesta falta de arena dejaría al descubierto un lecho de piedras considerado natural, “la base de gravas de la playa”, para lo que se proponen medidas provisionales como realizar aportes de arena para cubrir de manera temporal las piedras.

La presencia de un manto protector de arena disipa la energía de los temporales del Cantábrico. La retirada de arena de la zona alta de la playa de Ondarreta para tapar las piedras de la orilla, rebajando la barrera de protección actual, podría comprometer la estabilidad del paseo de los jardines (cota +5 m), diseñado a cota de 7 m inferior al paseo de La Concha (cota +12 m), y afectar a las instalaciones fijas como paseo, cabinas, escaleras y rampas de acceso (Figura 7).

Para poder interpretar la dinámica natural de la masa de arena en la bahía de La Concha se tendría que realizar un seguimiento a largo plazo, mejor que durante unos pocos años o incluso meses, y no realizar modificaciones antrópicas constantes del medio que falsean los resultados, con aportes o movimientos arbitrarios de arena, que además alteran de manera artificial el equilibrio dinámico natural de la playa. Pero incluso realizando un monitoreo correcto, se considera que las conclusiones reflejarían que la arena va y viene de manera impredecible, y cambia brutalmente la fisionomía de la playa, con ciclos indeterminados, al ritmo de las olas y los temporales.

El intentar vaticinar de que manera se van a comportar el oleaje y las corrientes marinas desde primavera hasta finales de verano resulta precipitado, y como en predicciones de años anteriores (2012-2015) condenado al fracaso (Figura 7), en todo caso habría que consultar a "las témporas", porque más importante que las marejadas que se hayan producido o no durante el invierno es conocer el estado de la mar para los meses estivales, lo que provocará que afloren más o menos escombros.

Figura 7. Perfil anormal de la playa de Ondarreta posterior a los traslados de arena de mayo de 2014 (14-07-14).

Eso es un efecto inevitable, por mucho que se viertan capas de arena en la orilla, antes o después, y generalmente en pocos días o semanas, la acción del mar retira esa capa de arena sobrante de la orilla y la playa adquiere el perfil que de manera natural le corresponde.

Pero el problema no es la distribución de la arena, el problema son los escombros que antes o después siempre afloran, al ser elementos extraños que ocupan un lugar que no les corresponde en este enclave. En definitiva, la playa tiene un exceso de acumulación de escombros que por medios naturales es incapaz de asimilar.

En las medidas que recomienda la Sociedad de Ciencias Aranzadi, se parte de la premisa de que los escombros son residuos pétreos (cascotes) que hay que retirar para recuperar el equilibrio y la dinámica natural de la playa, sin alterar artificialmente el equilibrio natural de la playa como hasta ahora (2012-2015), realizando movimientos de arena anuales, para tapar los residuos y retrasar su afloramiento en superficie.

En definitiva, Aranzadi propone una medida eficaz y definitiva para solucionar el problema de las piedras molestas, ante la alternativa anual y transitoria que repetidamente ha demostrado ser ineficaz.

Propuesta de Actuación de Aranzadi (2013-2015):

La Propuesta de Actuación, respetuosa con el medio ambiente y ajustada a los recursos económicos actuales, propone la retirada paulatina y repetida en el tiempo, mecánica o manual, de todas las piedras molestas que afloren integrada en el propio servicio de mantenimiento de la playa, a diario tanto en invierno como en verano, cuando el nivel de la marea lo permita.

En el mercado existe maquinaria agrícola, las despedregadoras, aperos acoplables a los tractores del servicio de limpieza de playas que podrían facilitar dicha labor superficial de cribado. La tarea habría que prolongarla de manera intensiva durante un período inicial de 3-5 años, para asegurar la retirada de la mayor parte de los escombros que afloran.

Una vez realizada esta limpia se debería reperfilar la playa por empuje de la arena mediante máquinas topadoras (bulldozers), asemejando un perfil natural suave y de carácter disipativo, con suave pendiente continua desde la cota +4 m cercana al paseo (cota +5 m) hasta el límite inferior de la orilla con marea equinoccial de 0.00 m. Se pretende que la la playa anterior u orilla con influencia intermareal de Ondarreta tenga una inclinación relativamente más suave, una pendiente de menos de tres grados, para que la ola cuando rompa forme una "rompiente en derrame", para que la rompiente de la ola, desde donde revienta la ola hasta el punto máximo que alcanza en la playa (donde muere finalmente la ola), tenga una franja con una anchura mayor que disipe la energía y en verano erosione menos la orilla de Ondarreta, con un efecto similar al tipo de rompiente que se produce en la playa de La Concha.

Con esta acción de remover horizontes profundos es probable que aparecieran nuevas piedras (cascotes), que permanecen sepultadas en la zona alta de la playa bajo la capa superior de la arena (residuos del antiguo campo de maniobras), y que por supuesto también convendría retirar. Tras eliminar las piedras que afloren en la playa, habría que permitir que la dinámica natural de la playa siguiera su curso. El objetivo principal de la restauración sería restablecer los procesos y funciones ecológicas de la playa de Ondarreta, de tal manera que permitan el mantenimiento de un ecosistema autosuficiente integrado en el territorio.

BIBLIOGRAFIA:

CEDEX. 2012. Seguimiento de las playas de La Concha y de Ondarreta (San Sebastián) octubre 2010-2011. Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas. Informe Técnico para el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente. Secretaría de Estado de Medio Ambiente. Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar. Madrid, 2012.

IBAÑEZ, M. 1985. Oceanografía del Golfo de Vizcaya (en especial referida a la Costa Vasca). Eusko Ikaskuntza. Cuadernos de Sección. Historia-Geografía,. Nº 5; pp. 177-222.

IZAGUIRRE, R. 1933. Apuntes de historia donostiarra. Estudios acerca de la bahía de San Sebastián (Transformaciones, reformas y proyectos). Publicaciones de la Sociedad Oceanográfica de Guipúzcoa. Editorial Vasconia. Pasajes de San Pedro.

PEREZ, F. P. 2004. Playas del País Vasco. ADEVE (Cristina Ruiz Urionabarrenetxea). Editor Petronor, 293 pp.

URIARTE, A. (1983): “Frecuencias del viento en Igueldo (San Sebastián) según su dirección y fuerza”, Lurralde, 6, pp. 81- 92.

URIARTE, A.; GALPARSORO, I.; GONZÁLEZ, M.; GYSSELS, P.; LIRIA, P.; CASTRO, R. & SANTIAGO, Z. 2004. Estudio de la evolución a corto, medio y largo plazo de la playa de Ondarreta (Donostia-San Sebastián) y diseño óptimo de conservación. Fundación Azti para Ayuntamiento de Donostia-San Sebastián. Pasaia, 2004.

viernes, 12 de junio de 2015

A pedradas con las piedras de Ondarreta

Proyecto de Costas de refuerzo del muro del Tenis mediante una escollera y una elevación del espigón en Ondarreta

En los sistemas litorales, siempre que no se produzca una alteración externa (antrópica o natural), se tiende a una situación de equilibrio, pero ese equilibrio no es estático, es un equilibrio dinámico.


Un análisis incorrecto de la situación real en la que se encontraba la playa, ha derivado en el último decenio en una nefasta gestión de los recursos disponibles para el mantenimiento del arenal de Ondarreta. Cuando para la interpretación de un problema se parte de resultados preconcebidos, considerando a priori que existe una fuga de arena unidireccional hacia el exterior del sistema compuesto por el conjunto de la Bahía de La Concha, la resolución se complica tanto que el tema adquiere tintes de "cuestión de Estado" (El País, 27-06-2014).


En este sentido, el CEDEX (Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas) a solicitud de la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y el Mar, realizó un SEGUIMIENTO DE LAS PLAYAS DE LA CONCHA Y ONDARRETA (SAN SEBASTIÁN) OCTUBRE 2010-2011 (CEDEX, 2012) basado en campañas de toma de datos topográficos y batimétricos, así como análisis granulométricos de muestras de arena.

El resumen final de dicho estudio indica que la playa de La Concha, gana superficie de playa seca y volumen de árido en la misma zona, tanto en el ciclo invernal como en el veraniego. Esta situación es consecuencia probable del aporte de árido realizado.

Por el contrario la playa de Ondarreta, a pesar de ese aporte, pierde tanto superficie de playa como volumen de árido independientemente de cual sea el ciclo comparado.

La playa de Ondarreta sigue con problemas globales de erosión, ya que la recarga del árido efectuada no parece haber servido para solucionar el problema. Pero en esta ocasión se hace notar que la erosión de la zona sumergida de la playa de La Concha supera a las acumulaciones existentes en la playa emergida. La Concha en este ciclo presenta una tendencia erosiva que habrá que ver si se mantiene a más largo plazo.

Como consecuencia de estos estudios, el CEDEX ha propuesto y la Dirección de Costas ha planteado una escollera en el muro del Tenis para frenar la fuga de arena en Ondarreta:




La actuación sería similar a la que se llevó a cabo en 2011 en el dique exterior (Mollaberri) del Puerto donostiarra (Figura 1) y que según parecía había provocado un "preocupante" aumento de arena en la zona del Náutico en el cuatrienio posterior, ya que se le quitaba mucha energía a la ola y todo el sistema que es la Bahía bascula hacia allí (Galparsoro & Beldarrain, com. pers.). Aunque la dinámica de la arena es impredecible, y las corrientes marinas desenterraron en primavera de 2015 la pequeña escollera y la zapata de mampostería a pie del muro de costa de Alderdi Eder (Figura 2). En teoría, cualquier intervención en un punto de la bahía de La Concha afecta a lo que ocurre en el conjunto. Los técnicos municipales y los de Azti sospechaban que esta escollera del Puerto había podido restar energía a las corrientes que en invierno trasladan arena desde el Pico del Loro hacia el Tenis.

En este sentido, no se tuvo en consideración para tales afirmaciones que en el año 2010 se realizó una recarga de 21.100 m3 de arena en Ondarreta y de un volumen similar en el extremo oriental de la playa de La Concha (justo frente a Alderdi Eder) provenientes respectivamente de la 4ª y 5ª planta de aparcamiento de la plaza Cervantes, con la pretensión de paliar la supuesta escasez de arena en las playas emergidas de La Concha y Ondarreta, lo que supuso un aporte extra de unos 42.000 m3 de arena en el conjunto de la Bahía, y cuyo excedente en la actualidad probablemente esté depositado y repartido en varias zonas sumergidas de la Bahía.


La retirada de “El Pasillo” y la regeneración a su estado natural de la rasa mareal, probablemente aumentaría la fuerza de la entrada del oleaje en el extremo occidental de la Bahía y repercutiría en la dinámica de la arena (esta mayor fuerza de entrada del oleaje que movilice la arena de la zona alta de la playa es lo que propone Azti).

El actual dique o rompeolas, parte por el medio los estratos naturales de la plataforma de abrasión y altera la dinámica natural del litoral. La ola u onda corredera del Tenis se forma en la misma punta del Peine del Viento y se desliza hacia la orilla apoyada sobre el muro de costa.

El rompeolas retiene la energía cinética, eleva la masa de agua y la transforma en una ola recargada con energía potencial gravitatoria, más peligrosa, y que además retrasa su rompiente en unos 50 m, acercando su peligro a la Rampa del Tenis contra la que impacta con más virulencia, generando incluso su derrumbe (2009).

Los brotes de contaminación del verano podrían tener su origen más probable en los vertidos ilegales de los estanques de aguas residuales de algún barco concreto fondeado en la Bahía (o puerto donostiarra), y las corrientes litorales concentran la polución en la zona del Tenis, donde el agua insalubre se encuentra más estancada al abrigo del dique que impide la entrada de las corrientes marinas que la sanean.

Asimismo, con la eliminación de esta estructura en ruinas, la entrada natural de las corrientes cubriría con más arena los cascotes de la zona intermareal de la playa, tal y como sucede en los inviernos más enérgicos. Por contra, es conocido que la mar en calma provoca que afloren las piedras antrópicas molestas como sucede en verano.

Figura 1. Escollera de Mollaberri (2011).

Figura 2. Escollera y zapata de mampostería a pie de muro de Alderdi Eder.

En realidad el proyecto consiste en dos intervenciones (Figura 3a y 3b), que una sería un refuerzo del muro del Tenis mediante una escollera, y la otra una recrecimiento o elevación (hasta 2,5 m de altura y 5 m de anchura) del espigón, dique semisumergido o "El Pasillo" actual de Ondarreta (Figura 7), que sufrió un fuerte deterioro hace unos 15 años cuando se abrió una zanja con una mini-retroexcavadora en toda su longitud, para la colocación de canalizaciones que llegaran hasta la Isla de Santa Clara, lo que ha motivado su posterior erosión acelerada (Amiano, com. pers.).

Figura 3a. Proyecto de la escollera y reconstrucción del espigón (CEDEX, 2013).

Figura 3b. Proyecto de mejora para la estabilidad de la playa de Ondarreta (Diario Vasco, 05-09-2015).

La más espectacular sería la disposición de una escollera de bloques de piedra junto al muro de costa en una longitud de 209 metros. Estos bloques de 18 toneladas se colocarían en la misma rasa mareal hasta una altura de 5,5 metros de altura (el pretil del paseo Eduardo Chillida está a cota 7,5 metros).

El refuerzo del muro del Tenis mediante la construcción de una escollera tendría la finalidad principal de protección del muro de costa, para evitar episodios como los acontecidos en octubre-noviembre de 2013, cuando unos desperfectos en el muro acabaron convirtiéndose en un gran socavón en el paseo del Tenis (Figuras 4 y 5), y los destrozos en el pretil del muro del Tenis durante los temporales de febrero de 2014.

La celeridad en las actuaciones de reparación de los muros de costa es fundamental, para que el agua no continúe horadando las estructuras y acabe por derribarlas. De este modo, los militares del campo de maniobras mantenían el muro de contención principal que se desplazó y derrumbó en varias ocasiones (Egaña, 2012). Al ser arreglos urgentes, generalmente se reparaban con ladrillos macizos u otros materiales de construcción disponibles, cuyos cascotes hoy en día se pueden apreciar distribuidos entre los escombros del pedregal de Ondarreta.


Figura 4. Técnicos municipales inspeccionando los destrozos del muro del Tenis (24-10-2013).

Figura 5. El desperfecto del muro de costa convertido en gran socavón (02-11-2013).

La propuesta de elevación del espigón se basa en un proyecto anterior redactado por Ramón Iribarren Cavanilles del CEDEX, titulado "Proyecto de ampliación y mejora de las playas de la Concha de San Sebastián" de 1950 (Figura 6).

Figura 6. Proyecto de mejora de las playas de la Concha de San Sebastián (1950).

La preocupación por la falta de espacio en la playas, llevó a estudiar el problema. La solución que veía Iribarren, una figura de prestigio mundial en la técnica de puertos y playas, consistía en unir Ondarreta con la isla de Santa Clara por medio de una pequeña escollera asentada sobre la que en el siglo XIX comenzó a hacerse en esta zona. La idea del fallecido ingeniero, apenas esbozada, levantó airadas protestas, y el problema, que no era tan acuciante en aquel entonces, quedo relegado. Hoy día las soluciones de ganar playas en las bahías cerrando alguno de sus lados están técnicamente descartadas por razones de salubridad (ABC, 16-08-1969).

Figura 7. Espigón entre el Tenis y la Isla de Santa Clara.

El dique semisumergido del Tenis “El Pasillo” fue construido en 1916 por el Ayuntamiento de San Sebastián, en un intento de cerrar la bocana occidental de la bahía de La Concha, entre el monte Igeldo y la isla de Santa Clara, y convertir en puerto la totalidad de la Bahía (DUA, signatura: H-02185-14), aunque como pretexto su promotor argumentaba que también beneficiaría la sedimentación de la arena en las playas. El objetivo se abandonó por su alto coste, problemas técnicos, carecer de la pertinentes autorizaciones ministeriales y sobre todo por el rechazo popular de la obra a la que se opuso incluso la Reina María Cristina (Diario Vasco, 02-03-2008). Si este proyecto se hubiese materializado, existía incluso un proyecto para proseguir con la ocupación y urbanizar de inmediato toda la plataforma de abrasión litoral (DUA, signatura: H-01998-03).


La estructura tiene una longitud de 108 m y se eleva 1 m sobre la rasa intermareal de Ondarreta. El dique tiene una sección trapezoidal con 3 m en la base y 2,5 m en la cúspide, y atraviesa de oeste a este los estratos con mayor valor geológico de la plataforma de abrasión marina o litoral de este enclave (Figura 7).


En este sentido, también hubo intentos previos de cierre con escollera (1821), ya que el municipio de Pasajes se había independizado de San Sebastián pocos años antes (1805) y un puerto se consideraba una infraestructura fundamental para la ciudad. La construcción del rompeolas se quedó a medio camino a la isla, nunca llegó a completarse. El objetivo se abandonó por el coste y por los problemas técnicos, dado que la altura de la infraestructura tendría que ser muy elevada, para proteger no solo del mar sino también del viento a los barcos que entonces eran a vela.


Además, el proyecto prevé reforzar la base del muro de costa mediante un pequeño zócalo de hormigón a lo largo de 290 metros. Finalmente se contempla un movimiento de arena en la playa de Ondarreta de 50.000 m3.


En todo caso, el Ayuntamiento quiere estar muy seguro antes de dar el visto bueno a una actuación de este tipo. Tanto el anterior Gobierno Municipal como Azti creían que lo ideal sería "modelizar" la Bahía (comprobar los efectos de una determinada actuación mediante la reproducción de las condiciones en maquetas a escala) un trabajo que solicitaron que realizara el CEDEX para el Ministerio de Medio Ambiente.



Una vez en la oposición, y sin el estudio definitivo solicitado de las consecuencias que tendría dicha actuación, la coalición EH Bildu califica como "una barbaridad" el proyecto e informa que cuenta también con el rechazo de Azti, porque en su opinión estas medidas provocarían un efecto bañera en la bahía, tendrían un impacto visual en el paisaje y no hay garantías de que acaben con las piedras.


El gobierno municipal vigente se abre a la posibilidad de colocar una escollera en el muro del tenis como solución para eliminar las piedras de Ondarreta. El proyecto lo viene elaborando Costas desde hace dos años y la novedad es que los actuales responsables municipales se muestran dispuestos a estudiarlo, frente a las reticencias que mostró el anterior ejecutivo local.


El proyecto de escollera en el muro de Ondarreta junto a un recrecimiento del dique existente entre el paseo de Tenis y la isla, produciría una mayor presencia de arena en la parte baja occidental de la playa (bajo la falda del monte Igeldo) y generaría un «déficit sedimentario» en Loretopea (Pico del Loro) que debería ser compensado con un aporte externo de arena de entre 15.000 y 20.000 m3. Son las conclusiones principales a las que llega el Estudio en modelo físico 3D de fondo móvil del Proyecto de Mejora de la playa de Ondarreta, elaborado por el Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (Cedex) para la Dirección General de Sostenibilidad de la Costa y del Mar (Costas) del Ministerio de Medio Ambiente.


La construcción de una escollera en el muro del Tenis tendría una afección directa a la rasa mareal flysch de Ondarreta, con un impacto ambiental y paisajístico irreparables, así como un perjuicio a las actividades deportivas que se desarrollan en este entorno en la actualidad, como el surf, el buceo, la pesca deportiva desde el muro del Tenis o el propio marisqueo. El recrecimiento del dique entre el Tenis y la Isla hasta la cota 2,5 metros haría este elemento «visible incluso en marea alta» y, sobre todo, se considera que estas medidas no solucionarían el problema de las piedras, que se deben quitar sin más porque tienen un origen no natural, dado que la acumulación de arena se produciría en el flysch y no en el centro de la orilla, que es donde están los cascotes (Diario Vasco, 05-09-2015).


La rasa intermareal o formación geológica denominada flysch de Ondarreta, con sus acantilados y rocas naturales asociadas, es un fenómeno geológico singular de la Bahía de La Concha a conservar (Lugar de Interés Geológico “LIG 89” y dotado de “Especial Protección Estricta” en el Plan Territorial Sectorial de Protección y Ordenación del Litoral Vascoque suma un atractivo más a esta playa.


Asimismo, se reconoce que estas infraestructuras serían incapaces de solucionar el problema de las piedras molestas de Ondarreta, por lo que además de plantear esta escollera, Costas ha pedido al Ayuntamiento que lleve a cabo una importante actuación de retirada de las piedras en Ondarreta, algo parecido a lo que propone la Sociedad de Ciencias Aranzadi.



Para informarse mejor sobre proyectos disparatados, que quisieron imponer el hormigón craneal de algunos "iluminados" a las neuronas de los humanos, se recomienda leer el libro ilustrativo de Fermín Muñoz Echabeguren "SAN SEBASTIÁN LA HISTORIA DESCONOCIDA Hombres y proyectos que quisieron cambiar la ciudad 1857-1966", Editorial Txertoa (2004).